jueves, 27 de octubre de 2011

EL FUEGO Y LA MEMORIA:SOBRE ARQUITECTURA Y ENERGÍA, Luis Fernández-Galiano, CECAE Nº1/2007

EL FUEGO Y LA MEMORIA:
SOBRE ARQUITECTURA Y ENERGÍA
Luis Fernández-Galiano
Arquitectos Estrategias de formación
Revista del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, Nº1/2007
EL FUEGO Y LA MEMORIA: SOBRE ARQUITECTURA Y ENERGÍA, Luis Fernández-Galiano. CSCAE N1/2007.
·         Paradigma de la vida y arquitecturas termodinámicas. Heliotecnología, bioclimatismo y rehabilitación, entre la energía y la entropía.
La importancia de la energía para la arquitectura, se ha perfilado desde la termodinámica, en el panorama general del pensamiento contemporáneo. La reiterada oposición entre la termodinámica y el pensamiento mecanicista, entre el paradigma mecánico y el entrópico como una manifestación filosófica y científica de la vieja dualidad ente visión mecánica y la visión orgánica de la arquitectura. Estas deducciones, entrelazan termodinámica y biología, vida y energía.
Se hace imprescindible explorar la naturaleza de la relación entre la energía y vida, así como, esclarecer la oposición entre organismo y mecanismo. Solo a través de esta doble exploración es posible situar la visión termodinámica en el marco y perspectiva de la crítica de arquitectura.
·         La arquitectura del primer principio: El mecanismo heliotécnico.
La visión termodinámica del arquitecto puede llevar a concepciones organicistas; pero de la misma manera puede conducir a la práctica del mecanismo, como demuestra la última hornada de arquitectura heliotécnica. La arquitectura solar activa, puede considerarse como una expresión contemporánea de la gran tradición mecánico-tecnológica que llega hasta Norman Foster o Richard Rogers, con diseños determinados por las cartas solares como la expresividad  maquinitas con aspas, conductos, torres metálicas o las bombas, hacen de esta arquitectura digna sucesora de la machine á habiter.
 “un edificio único por todas las naciones y climas, la casa con respiración exacta” Le Corbusier.
La arquitectura moderna, en su ruptura con la singularidad de los lugares, perseguía tanto la receptividad de los edificios en el espacio como la repetibilidad del espacio en los edificios. Entre los arquitectos del Movimientos Moderno que buscaban introducir la construcción en el mundo cuantitativo, mecánico y normalizado de la producción industrial, sustituyendo la creación de lugares por la producción  de espacios homogéneos, y la arquitectura heliotecnica no hay mucha variedad, bajo los colectores solares, de esta tipo de arquitectura, no hay un espacio muy distinto al que existe tras las celosías de Le Cobursier o los muros cortina de Mies. El espacio que albergan es mudo ante la percepción térmica: el frescor de la sombra, el agobio del fuego o el alivio de la brisa leve.
Esta arquitectura, obsesionada por máximos de captación, mínimos de pérdidas y óptimos de rendimientos constituyen un ejemplo del enfoque mecanicista.  La construcción heliotécnica es la expresión más clara de lo que podría denominarse “arquitectura del primer principio”, con su énfasis en los aspectos cuantitativos que caracterizan “la cultura de la energía”.

·         Culturas de la entropía: El pesimismo de Georgescu y el optimismo de Prigogine.
Para optimismo entrópico del químico Prigogine, la termodinámica (no lineal) a través de su teoría de estructura disipativas es esencialmente azar, fluctuaciones, desequilibrio, que son, en último término, generadores de orden. Para el pesimismo entrópico del economista Georgescu-Roegen, la termodinámica es necesidad, obligada ley de hierro que conduce irremediablemente hacia el desorden.  Si se tienen en cuenta ambas teorías se comprenderá que la termodinámica es “azar generador de orden” en fragmentos del proceso, mientras que ha de entenderse como “necesidad generadora de desorden”  en el conjunto.
·         Las arquitecturas del segundo principio: Bíoclimatismo y rehabilitación.
La arquitectura del segundo principio podemos considerarla dividida por la misma censura que separa las dos interpretaciones de la entrópia. Existe una arquitectura solar pasiva, más preocupada por el control que por la maximización de la captación de las energías naturales, que no busca su modelo en la máquina industrial sino en el organismo artificial; ésta sería la manifestación constructiva de lo que calificábamos como optimismo entrópico. Y existe igualmente, una arquitectura de rehabilitación, tan atenta al proceso de degradación entrópica de la materia como el que afecta a la energía, dedicada a la recuperación y al reciclaje.
Amabas arquitecturas “del segundo principio” suponen una ruptura con el paradigma mecanicista, aunque de distinto carácter, la primera pone más énfasis en la energía de mantenimiento, la segunda en la energía de construcción; a lo optimista le importan los procesos que tienen lugar en el edificio, a la pesimista la edificación como proceso. Las dos prestan gran atención a la energía informativa: en el primer caso, como reguladora de flujos, en el segundo, como susceptibles de acumularse en la materia.
La arquitectura pasiva constituye una prolongación de los enfoques orgánicos, con su énfasis en la adecuación climática y la integración en la naturaleza. La arquitectura de rehabilitación, por su parte, traduce en lenguaje contemporáneo la adecuación a  formas preexistentes, bien sean las grandes cristalizaciones estilísticas, bien aquellos del anonimato neo-vernácula; la integración de la historia es concepto esencial en este caso.
·         Arquitectura termodinámica ante el tiempo y la función.
No existe una sola arquitectura de la energía, sino varias, y todas ellas significativamente emparentadas en el mundo cultural contemporáneo. Cabe distinguir una arquitectura energética activa, heliotécnica, mecánica, que asociábamos al primer principio; una arquitectura pasiva, bioclimática, orgánica, que representa la cara optimista del segundo principio; y finalmente, una arquitectura de rehabilitación, atenta a la disipación de la energía como a la degradación de la materia y la información, que constituye la cara pesimista de la entropía.
Las tres arquitecturas termodinámicas emergen con especial vigor a partir de la crisis económica y energética de los países industrializados de 1973. Estas circunstancias dan como resultado arquitecturas marcadas por la crisis por un sentido de funcionalidad.
Las arquitecturas bioclimática y heliotécnica constituyen una visión energética, que no solo conduce al organicismo, sino que lleva consigo un resultado mecanicista; frente a una tercera arquitectura termodinámica, centrada en la rehabilitación física y simbólica, en pugna con la degradación que la entropía, o el tiempo irreversible, opera tanto en la materia como en la información.  Al contrastar esta tercera alternativa con las dos primeras, se percibe más nítidamente los vínculos que unen éstas entre sí, el esclarecimiento de la naturaleza de la relación entre organismo y mecanismo.

miércoles, 26 de octubre de 2011

LOS NO-LUGARES DE ROBERT SMITHSON

LOS NO-LUGARES DE ROBERT SMITHSON
Alessandro Cassin
ARQUINE. REVISTA INTERNACIONAL DE ARQUITECTURA Y ARTE. Nº34
El paisaje en el espejo.
the spiral jetty
La Spiral Jetty, realizada en 1970 en Salt Lake City, Utah. Se trata de un pilar del naciente land art y apunta a redefinir la relación entre obra de arte y territorio. Para Smithson éste fue el punto de partida de una búsqueda de sus no-lugares, donde el artista abandona los lugares de exposición tradicionales.  A través de los no-lugares se desplaza hacia los temas centrales de su obra, la entropía, el orde/caos y la creación/degeneración; su punto de mira se desplaza hacia la sociedad y el centro de la atención se convierte en lo que llama “arquitectura de la entropía”, consecuencia del boom económico y de la urbanización salvaje. Para Smithson el artista no puede prescindir de relaciones con el horizonte urbano, la cartografía, la cultura popular, las paradojas del lenguaje. Así nacen obras como Yucatan Mirror Displacement, Partialy Buried Woods y Asphalt. Sus no-lugares exploran, la tensión entre interior y exterior a través de las dinámicas entre los tres elementos con los que trabaja: lugar, desplazamiento y localización.
Yucatan Mirror Displacement.


Partialy Buried Woods.


Asphalt.



Fragmentos de una entrevista con Patsy Novell (1969).
Robert Simithson: “…Para mí un objeto es el producto de un pensamiento; no tiene que significar necesariamente la existencia del arte”.
Las piezas que realizo en Yucatán son desplazamientos de espejos. El relieve del suelo determinó el emplazamiento de los doce espejos. El primer lugar era un campo quemado con cenizas, eligió el lugar y luego metió los espejos directamente en el suelo, de manera que reflejaran el cielo. Estaba interesado en captar la luz real de cada punto, trayéndola al suelo. Tras haber fotografiado la pieza, la desmonta, muchas de sus piezas implican viajar, deshacer antes que hacer. No es tanto una cuestión de crear algo como de des-crear, o desnaturalizar o des-diferencias.
Sus trabajos tienen que ver con la idea de lugar y no-lugar. Al principio se interesaba por los lugares yendo a visitarlos y limitándose a enfrentar a ellos con materiales en bruto. Su interés por el lugar, era un retorno a los orígenes del material, usa la desmaterialización de la materia. Se interesaba por la yuxtaposición del refinamiento  del acero pintado y la materia bruta. Sin embargo, con lo que uno se está enfrentando en un no-lugar es con la ausencia del lugar. Es una contracción antes que una expansión de escala. Uno se ve enfrentado con una considerable ausencia de peso. Donde uno tiende a los bordes y recolecta material en bruto. La relación de piezas implica recolectar, consiguiendo así una dialéctica entre interior y exterior, cerrado y abierto, centro y periferia. Continúa así transformando constantemente a sí misma, de manera que el no-lugar funciona como espejo y el lugar funciona como reflejo.
“Los lugares muestran el efecto del tiempo, una especie de hundimiento de la atemporalidad. Cuando voy a un lugar que tañe este tipo de cuerda atemporal, lo uso. La selección del lugar es casual. No hay una elección voluntaria. Me llama la atención un lugar en su grado cero, donde material impresiona a la mente, donde las ausencias se vuelven aparentes, donde la desintegración del espacio y el tiempo parece muy Parente.”                            
 Robert Smithson.

ABACOS+SENTKIEWICZ 2G: REVISTA INTERNACIONAL DE ARQUITECTURA. Nº56

Contra el naturalismo: Ábalos+Sentkiewicz y la belleza de la sostenibilidad. Pág. 4-12.
“La “naturaleza” es simplemente otra ficción de los siglos XVIII y XIX”, Robert Smithson.
the spiral jetty. Robert Smithson.
Comparable con Robert Smithson, la postura de Ábalos+Sentkiewicz respecto al naturalismo es crítica e irónica. Si se miran algunos detalles de sus proyectos, pueden percibirse cómo tratan con esta ambivalencia. Unos de los ejemplos son las rejas metálicas del edificio de viviendas en la calle Orfila, en el centro de Madrid.
Las rejas son un interfaces, elementos que median entre la luz del sol y la sombra, entre la fachada y el interior, lo público y lo privado. Interfaces que no solo producen una atmósfera y unos dibujos siempre cambiantes de luces y sombras en el interior de las viviendas, sino que también constituyen una piedra de toque conceptual del todo el edificio. Son “ecológicas” no tanto en el sentido de representación de cualidades técnicas de un bajo consumo energético y un buen asilamiento, sino en el sentido de interactuar con el entorno.


El edificio de oficinas Lolita en los márgenes de la ciudad de Madrid. Se trata de una situación que podría denominarse “pintoresca”, en el sentido que Robert Smithson otorga al término, un lugar donde colisionan varios regímenes temporales y espaciales. Centros comerciales, oficinas y viviendas se mezclan en un paisaje urbano. Aunque el edificio se eleva sobre un prado verde y un pequeño estanque, en él no hay nada de natural. La función del agua del estanque es reflejar la luz del sol bajo el gran techo de la planta baja y la entrada, y proyectar reflejos en movimiento. Reflejar la ajetreada red de tráfico, la silueta de Madrid, cambiar imágenes del interior. El edificio, es “sostenible”, no tanto en sus técnicas ecológicas sino en proporcionar un punto de referencia en un paisaje artificial donde se emplaza.






Mientras que otras salidas de metro buscar “llenar” el agujero de tierra la estación de Osmose (Paris) sigue la lección de Robert Smithson en sus no realizados (land reclamation proyects), no se debería intentar “restaurar” las intervenciones humanas y “recrear” la naturaleza, sino articular la intervención humana y hacerla visible.  El resultado en la propuesta de Abalos+Sentkiewicz es un paisaje completamente artificial, que se desarrolla en vertical y acepta la interacción urbana, el transporte y el mercado.
La Chapelle en París, proyecto de rascacielos que combina los temas del verticalscape y el observatorio. Al superponer capas unas sobre otras las diferentes plantas como estratos de sedimentos, lo torre parece que crece de manera continua en el tiempo. En lugar de reproducir una jaula de vidrio, al proyecto de base en la asunción de que lo urbano se ha convertido en naturaleza.
Robert Smithson “exploración a bajo nivel”, un método que utilizaba para su elección de emplazamientos, como cuando escogió el lugar para su obra The spiral jetty. Nadie puede predecir el futuro, pero todos podemos aprender del pasado, hay que estar abierto a la interrelación e interdependencia entre diversos regímenes espaciales y temporales, así su obra nos acerca la belleza de la sostenibilidad.



La arquitectura termodinámica de Ábalos+Sentkiewicz. Pág. 13-19.
El estudio de Ábalos+Sentkiewicz explora una relación entre arquitectura y energía, coherente con el contexto medioambiental en el que operan. El edificio supera su papel de consumidor de energía para convertirse en una infraestructura energética urbana, capaz de generar, recibir, almacenar y distribuir energías térmica y eléctrica de forma inteligente. Todo ello sin renunciar a la estética, la belleza y la transparencia.


Si la consecución de un adecuado nivel de confort en los edificios se suele confiar actualmente en los sistemas de climatización, en menor medida a las soluciones pasivas, y apenas se presta importancia a la forma arquitectónica. Ábalos+Sentkiewicz proponen un esquema inverso, donde la adecuación termodinámica se consigue gracias a la forma, la proporción, los materiales y la orientación; en segundo lugar, con un diseño de sistemas pasivos que aprovechan las condiciones climáticas del entorno; y por último , mediante los sistemas activos alimentados con energías renovables.
Arquitectura, energía, luz y paisaje se tratan de manera simultánea desde las primeras fases proyectuales. Así cada proyecto lo organizan según los siguientes pasos:
o   Un estudio climático exhaustivo, con análisis de todas las variables higrotérmicas temperatura, humedad, radiación solar, velocidad y dirección de los vientos dominantes. Estos datos les permiten identificar los elementos a protegerse y los que tienen un potencial de aprovechamiento energético.

o       Del análisis de los datos surgen ideas de cómo adecuar programa, forma y lugar, a través de maquetas o bocetos que se someten a discusión multidisciplinares.

o       Las estrategias bioclimáticas se incorporan  de manera natural al diseño del edifico desde sus primeros pasos.

o       Finalmente tras definir volúmenes de muy poca demanda energética, se analizan las fuentes de energía renovables disponibles en el entorno, así como las tecnologías más adecuadas en cada caso.
La posición de Ábalos+Sentkiewicz frente a los criterios medioambientales se sitúa entre la aproximación eco-tecnológica alemana e inglesa, con una confianza en la tecnología y la arquitectura pasiva y low tech del Mediterráneo y Latinoamérica.

 

viernes, 14 de octubre de 2011

PHYLLIS RICHARDSON, XS ecológico: Grandes ideas para pequeños edificios

PHYLLIS RICHARDSON, XS ecológico: Grandes ideas para pequeños edificios
Gustavo Gili, S.L.. ISBN 8425221714.


“piensa globalmente, actúa localmente” o “piensa a los grande empieza por lo pequeño”

El libro realiza una recopilación de proyectos eficientes energéticamente, construidos con materiales que supongan un bajo coste energético o que hayan sido reciclados, proyectos que permitan observar la naturaleza.
En sus páginas se presenta un amplio abanico de modos de construir que minimizan el daño del medio ambiente e intentan contribuir a la conservación de éste, con propuesta de diferente grado de complejidad. El libro se divide en cinco capítulos, yo he destacado proyectos nos pueden servir de inspiración para el futuro observatorio.

Las vistas desde el exterior. Dedicado a las follies de jardín y a las habitaciones exteriores.
·         Ligero y peludo (cenador), Thomas Heatherwick Studio, Reino Unido, 2003. Realizado de varillas de aluminio de distintas longitudes buscaban una superficie que tuviera vida, que pudiera moverse, balancearse y ondular.


·         Proyecto en crecimiento (pabellón de enredaderas), empresa MADE, Oklahoma EEUU, 2005. Realizado de cuerdas y madera las dos estructuras van moldeando huecos que sirven como refugios, bancos y pérgolas.


·         Proyección panorámica (cámara oscura). Franz Berl con Gustav Deutsch, Grecia 2003.



Preocupaciones materiales, experimentos con materiales y acabados.

·         Figuras de palo, Patrick Dougherty, Santa Bárbara, California, EEUU, 2005.


·         Lleno de aire caliente, Lamberk Kamps, Groningen, Holanda 2001-2002.



·         Llenando el vacío, Menhrdad Hadighi y Frank Fantauzzi, NY,EEUU 2001.



·         Esculpido por el viento (Árbol que canta y repica), Tokin Liu, Lancashire, Reino Unido 2006.


·         Más fino que el aire (Cúpula de vidrio), Lucio Blandini con Werner Sobeck, Stuttgatl, Alemania 2004. Realizar la estructura del vidrio sin marco más grande de la posible.


DE LO MECÁNICO A LO TERMODINÁMICO. Javier García-Germán, Gustavo Gili, 2010.

DE LO MECÁNICO A LO TERMODINÁMICO. Javier García-Germán, Gustavo Gili, 2010.

Finalizada la era de los combustibles abundantes y baratos se abre un periodo con menos energía disponible. Esta escasez y el cambio climático nos dirigen a un nuevo modelo energético.
La crisis energética de 1973 constituye un referente. La reducción de la energía disponible puso de manifiesto por primera vez la posibilidad de un cambio de modelo energético, marcando el comienzo de una nueva cultura de la escasez energética.  Surgió la necesidad de entender qué es y cómo funciona la energía, lo que dirigió el interés hacia la disciplina de la termodinámica. Los acontecimientos y el trabajo de Nicholas Georgescu-Roegen e Ilya Prigogine en torno a la entropía pasa a considerarse imprescindible. 
La escasez energética de 1973 explicitó la estrecha dependencia entre la economía y el medio ambiente, poniendo de manifiesto que el sistema económico global no es más que un subsistema de los sistemas naturales. Esto condujo a entender que la crisis energética estaba vinculada a crisis ecológica. El problema de la energía era un problema que deriva del modelo moderno de implantación del hombre sobre el planeta y del mal uso que hace de las fuentes de energía.
El año 1973 marca también el arranque de una cultura arquitectónica, la autosufiencia energética de la vivienda. Colectivos como el Solar Movement, el New Alchemy Institute presentan propuestas que van desde el empleo de recursos pasivos de arquitecturas vernáculas a tecnologías punta de captación solar y eólica.

New Alchemy Institute  1970

Lo más importante de estos años es el inicio del periodo de reflexión acerca de entender la arquitectura en torno a la energía y a las relaciones entre el hombre y el medio, comienza así la definición de un programa arquitectónico interesado en la energía desde la perspectiva ofrecida por los intercambios termodinámicos, los sistemas dinámicos y la energía. 
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Patrick Geddes considera que la evolución de un sistema social puede medirse en función de la cantidad de energía disponible y de su empleo, a mayor energía disponible mayor desarrollo, por tanto el uso racional de la energía  está estrechamente ligado a la progresión de la vida. Estas ideas arman la propuesta de Geddes de introducir un nuevo modelo energético (al que denomina neotécnico) que transforme la era industrial y que, a diferencia del actual (paleotécnico), supere el deterioro a favor de la conservación de la energía y de la evolución de la vida social.  Ante un escenario de escasez de energía y materiales, la evolución de cualquier sociedad sería únicamente posible desde estrategias conservacionistas vinculadas al primer principio de la termodinámica, como son el control en el uso de recursos, la eficiencia de las transformaciones o la contención en el uso.
Lewis Mumford trabaja sobre las ideas de Geddes, para quien su teoría de neotécnica solo suponía una reorganización exclusiva de las actividades humanas, a diferencia de él, Mumford propone una redefinición de las relaciones entre las actividades humanas y los fenómenos físicos y biológicos que las activan.
Estas nuevas relaciones de interdependencia sólo se lograrán a través de un “ideología orgánica” que reduzca la distancia entre lo orgánico y lo mecánico. Alcanzando el objetivo cuando haya un equilibro entre la energía convertida de los sistemas naturales y la energía empleada en el desarrollo social. Mumford entiende que el urbanismo es una herramienta clave para ajustar los intercambios energéticos entre sistemas artificiales y los sistemas naturales. 
Las propuestas de Mumfor y Fuller parten de la escasez de recursos materiales y energéticos y la necesidad de replantear las relaciones entre la sociedad y la naturaleza, pero sus propuestas son distintas. Si para Mumfor la solución pasa por diluir la era industrial, para Fuller la solución se encuentra en su intensificación. Con una mirada característicamente moderna, Fuller entiende que la relación entre hombre y naturaleza debe plantearse mediante una gestión científica de los recursos naturales a través de la tecnología.
Las vías abiertas por  Geddes-Mumfor y  por Fuller son un claro precedente de casi todas las líneas de trabajo que se desarrollan en la actualidad en torno a la energía. Tanto del enfoque impulsado por Lacaton& Vassal en su apuesta por las bajas tecnología y economía de medios, como el trabajo o propuestas de la high tech de Renzo Piano, Richard Rogers y Norman Foster encaminadas a la eficiencia energética.
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A diferencia del primer principio de la termodinámica, que postula la conservación de la energía, el segundo principio introduce una función de estado, la entropía, que describe la degradación cualitativa de la energía que contiene un sistema. La entropía es una variable que aumenta irreversiblemente con el paso del tiempo y manifiesta el aumento del desorden de un sistema. La entropía introduce en los sistemas dos variables que hasta ahora no se habían considerado, el paso del tiempo y su degradación.
La figura de Robert Smithson ilumina el debate en torno a la entropía. En su ensayo: Un recorrido por los monumentos de Passaic, Nueva Jersey, revela la realidad entrópica de los paisajes industriales abandonados. Dice Smithson:
“Passaic parece estar lleno de “agujeros” en comparación con la ciudad de Nueva York, que parece estrictamente empaquetada y sólida. Estos agujeros son, en cierta sentido, los vacíos monumentales que definen, sin pretenderlo, los vestigios de la memoria de un juego de futuros abandonados”.

Debemos aceptar las situaciones entrópicas y aprender más o menos a reincorporar estas cosas que parecen feas. Smithson proponer no volver a rellenar la mina, sino interactuar con ella.

Contrariamente a la ley de la entropía, los organismos vivos demuestran que se puede avanzar hacia estados de mayor organización interna. El trabajo de Ilya Prigogine en torno a las “estructuras disipativas” demostró que en un proceso entrópico la disipación de la energía y de materia se convierte, lejos del desequilibrio, en fuentes de orden. Frente a sistemas cerrados aislados condenados a degradarse, los sistemas abiertos son creativos: intercambian materia y energía con el exterior, evolucionando hacia estados de mayor orden.

Sanford Kwinter recoge el interés de Smithson por la entropía y por el paso del tiempo, y las teorías de estructuras disipativas de Prigogine. Señala que es necesario revisar la relación de la arquitectura con su entorno y su evolución en el tiempo. Aboga en su “teoría del lugar” por una arquitectura capaz de reaccionar ante los estímulos de materia, energía e información que recibe del lugar en el que se enclava.

La entropía ofrece un nuevo marco de actuación desde el cual es posible entender la realidad material a través del paso del tiempo, la termodinámica ofrece la oportunidad de entender el proyecto en función de lo intensivo: la temperatura, la presión o la cantidad de energía potencial almacenada. En esta dirección se pueden alinear las propuestas distantes de Philippe Rahm y Stan Allen, el primero interesado en definir una arquitectura a través de la intensidad de las cualidades atmosféricas y el segundo interesado en definir una arquitectura capaz de operar en campos de intensidad variables.

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Desde que en la década de 1960 se considera al hombre como un agente ecológico más, los mecanismos de funcionamiento de los ecosistemas han sido emulados para el diseño de los sistemas artificiales. Este es el caso de John McHale y de Willian McDonough, quienes diseñan los sistemas industriales como ciclos cerrados, o de Salvador Rueda que apuesta por la ciudad compacta mediterránea en base a recuperación de entropía en términos de acumulación de información.
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Tanto los principios termodinámicos como los procesos ecológicos proporcionan unas herramientas estrictamente científicos con los que abordar la construcción de lo sostenible. Sin embargo, al emplear únicamente criterios científicos se excluyen los culturales, Michel Serres en El contrato natural plantea la necesidad de crear un nuevo marco capaz de regular los acuerdos que se deben alcanzar entre las necesidades técnicas y las culturales.
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Este libro nos muestra dos aproximaciones diversas que abarcan una multiplicidad de escalas:
·         Movimiento de la arquitectura hacia el territorio. Arquitectura acoplada a su entorno, capaz de reaccionar a los estímulos de materia, energía e información procedentes del medio donde se enclava, que capte, almacene, transforme, organice y dosifique recursos y que se adapte a regímenes de materia y energía cambiantes.
·         Este movimiento de la arquitectura hacia el medio debe estar secundado por la introducción del ambiente en la arquitectura. Proyectando estructuras o formas que minimicen la inversión de materia y energía, optimicen su comportamiento ambiental en términos energéticos.


LA BELLEZA TERMODINÁMICA, Iñaki Abalos, CIRCO 2008.157


LA BELLEZA TERMODINÁMICA, Iñaki Abalos, CIRCO 2008.157
El campo de la sostenibilidad arquitectónica ha pasado en muy pocas décadas de ser una proclama inspiradas por Buckminster Fuller, a ser un logo liderado por las grandes ingenierías y algunos arquitectos que fomentaron la arquitectura high-tech. El fenómeno ha ido acompañado de un interés creciente social, político y mediático por la sostenibilidad que está transformando, las prácticas de los arquitectos, y sus propias técnicas proyectuales.
En la década de los 90 se ha consolidado una imagen de las sostenibilidad basada en el desarrollo de soluciones inteligentes o activas de cerramiento, que combinan sensores y nuevos materiales para componer cerramientos cada vez más complejos y sofisticados (high-tech, Stefan Behling , de Foster&Partners, juntocon Arup).
Otra perspectiva de arquitectura sostenible la aportan arquitectos que han adoptado procesos sustractivos en lugar de aditivos, con tecnologías muy económicas, low-tech, como el estudio francés Lacaton y Vassal.
Sostenibilidad aditiva & sostenibilidad sustractiva, el enfrentamiento Norte-Sur & Este-Oeste, o el enfrentamiento sostenibilidad del frío seco & sostenibilidad del calor húmedo, puede contraponerse un modelo técnico y estético híbrido, producto de combinar alta tecnología y sistemas constructivos masivos.

Las nuevas técnicas proyectuales descritas se identifican con dos modelos proyectuales ligados a dos climas diferentes, a dos prototipos primigenios- : un modelo basado en la construcción de un ambiente tecnificado, parametrizado y artificial, promovido desde el ámbito anglosajón; y  el promovido desde la geografía del sol. Estos dos modos permite identificar dos tipos: el invernadero y el umbráculo, o la cúpula de vidrio fulleriana y la sombra de un chiringuito de playa, dos prototipos primitivos que responden a dos formas precisas de entender la relación entre mediofísico/cultural, y arquitectura.

Estos dos sistemas nos hablan de la necesaria de un diálogo o intercambio entre arquitectura, paisaje y técnicas medioambientales como nuevo territorio operativo.
La belleza termodinámica  será aquella que ponga en relación de forma directa la experiencia individual con el control científico de los elementos naturales y artificiales como instrumentos de construcción del ambiente.
Desde la perspectiva de la cultura arquitectónica contemporánea. Es necesario cruzar los lenguajes técnicos y los culturales a la búsqueda del paradigma termodinámico. Para avanzar en este cambio de paradigma desde el modelo tectónico y mecánico de la modernidad  al modelo termodinámico contemporáneo parece necesario construir una nueva cartografía que nos oriente en torno a las nuevas técnicas proyectuales, a la organización de los sistemas constructivo-tipológicos, adoptando como hipótesis de partida la necesidad de una integración entre arquitectura, paisaje y técnicas medioambientales.